EL COLEGIO "EL PEÑASCAL" (Justo Bravo Merino)

Hablar del Colegio "El Peñascal" me trae a la memoria recuerdos inefables. El colegio, entonces con otro nombre, es coetáneo a las viviendas que sobre un terreno rústico se fueron construyendo poco a poco hasta formar un núcleo urbano muy popular.

Recuerdo con mucho cariño cuando mis hijos mayores pasaron de la escuela en la "cuesta del Peñascal"(calle El Prado) al colegio recién estrenado. Nos sentíamos pioneros estrenando barrio, colegio, iglesia...

Tenía el colegio una valla al exterior de pequeñas dimensiones con una barra hueca transversal que no le separaba del mundo y así los chicos salían a jugar campo, entendiendo de esta manera que la escuela pretendía estar ligada a un mundo exterior que aspiraba comprender.

Las primeras reuniones de padres y profesores fueron una agradable novedad, así como las exposiciones de trabajos elaborados por el alumnado, o los concursos en los que participaron: Pan y chocolate en Radio Segovia y un concurso de preguntas sobre el evangelio que se celebraba en el Seminario.

Conozco el colegio y por él siento cariño y gratitud. No es una hipérbole decir que por él han pasado miles y miles de niños y niñas. Hijos y nietos del que esto escribe han recibido y reciben de competentes profesores y profesoras, las lecciones básicas.

Muchos, hoy mayores, han escalado hasta llegar a ser grandes profesionales, ¡Cuántos maestros, abogados, ingenieros, etc. Bebieron en las fuentes del saber y allí aprendieron las lecciones primarias.

Y si ha habido generaciones de niños, también han pasado generaciones de profesores y profesoras que han dejado la impronta de su amor a los pequeños, su paciencia, su saber...

Hoy con el colegio ampliado y reformado, con los actuales y competentes profesores y profesoras, siguen formando a la pequeña grey y tanto colegio como profesores/as son un ejemplo.

A quienes están sembrando la buena semilla: mi admiración y respeto.