El barrio de La Albuera y su evolución
Escrito por Comisión 50 aniversario,
sábado 18 de diciembre de 2010 , 21:02 hs
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en 50 Aniversario
Incluimos aquí parte de un artículo escrito por Don Francisco Nieto, maestro del colegio, que escribió con motivo del 25 aniversario de la puesta en marcha de la parroquia de Nuestra Señora del Carmen y en el que se hace referencia al origen del colegio.
Lo hacemos con el permiso de su mujer, doña Esmeralda V. Díez y de sus hijos. Sirva de homenaje a su trabajo y buen hacer.
EL BARRIO DE LA ALBUERA Y SU EVOLUCIÓN
Comenzaba la década de los cincuenta. El barrio de la Albuera estaba formado por dos pequeños núcleos de viviendas: El Peñascal y la Colonia Pascual Marín.
El primero era un grupo de casas en cuyo interior se hallaban las calles del Prado con la Travesía del mismo nombre, calle del Parque y plaza de El Peñascal, circundadas por las calles de la Luz, calle del Campo, plaza de los Deportes con el campo de fútbol de El Peñascal y calle de la Huerta.
El otro grupo de viviendas, la "Colonia Pascual Marín", debe su nombre al Gobernador que facilitó su construcción y ocupaba un rectángulo perfecto con una calle central que lleva el mismo nombre y dos paralelas a ésta, una a cada lado de ella, con nombre de reyes españoles: Enrique IV y Felipe II.
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Estos dos pequeños núcleos de población, con viviendas unifamiliares y hermosos patios, fueron el origen de esta populosa barriada de la Albuera.
Habitadas estas viviendas se nombra un "Alcalde de Barrio" que ha de encargarse de llevar al Ayuntamiento las muchas inquietudes de estos vecinos, entre las que ocupa un lugar prioritario la necesidad de un centro de enseñanza que evite el desplazamiento de sus hijos a las Escuelas Graduadas de Domingo de Soto, Primo de Rivera o Santa Eulalia, que, con las Escuelas Unitarias de San Lorenzo, eran las entonces existentes en la ciudad.
Una casa en construcción en la calle del Prado (hoy número 12) se habilita para este fin y durante el curso 1954-1955 se abre aquí la primera "tienda de enseñar" del barrio, consistente en dos escuelas unitarias (niños y niñas) en las que a la vez que se atendía a la formación cultural de los alumnos, se les proporcionaba un complemento alimenticio consistente en un vaso de leche a media mañana y un trozo de queso o mantequilla por las tardes que procedía de los excedentes de origen estadounidense llegados a España en cumplimiento de los acuerdos firmados por ésta y los Estados Unidos en el año 1953.
Un alumno de aquella época, con ocasión de un homenaje a su Maestro decía así:..."Somos hijos de la leche en polvo, de las legumbres y pan en abundancia, del chicharro. Somos los hijos de lo que había por hacer; somos parte de aquéllos que vimos a nuestros padres y nosotros mismos, construir su casa con las manos aradas por la acidez de la falta de costumbre tras sus largas horas de obrero sin cualificar..."
Otro día con ocasión de lo mismo: "Con la imagen de aquellas mañanas de leche en polvo, antes del recreo, de aquellas tardes de mantequilla salada, casi sin pan y de aquella enciclopedia "Álvarez" sobre unos pupitres raídos y heredados..."
La población escolar seguía en aumento y dos años más tarde, en la planta baja del mismo edificio se habilitan otras dos clases, una para niños y otra para niñas.
Una segunda fase de construcción de viviendas va acercando al Peñascal con la "Colonia de Pascual Marín". Ésta llegó hasta la calle Pintor Herrera, mientras el Peñascal se extendía hasta la de Cronista Enríquez.
En medio de estas dos calles, como broche de unión entre ambas, surge el Grupo Escolar "Calvo Sotelo" con doce secciones, seis de cada sexo, que muy pronto habían de verse pobladas con los alumnos procedentes de las cuatro clases de las primitivas escuelas unitarias de "El Peñascal".
Llega el año 1961, y al comenzar éste, se procede, con gran nevada, al traslado de enseres y alumnos.
Aquellos pupitres "raídos y heredados" aún seguirían prestando servicio, por algún tiempo, en las nuevas aulas del flamante Grupo Escolar.
Los alumnos que poblaban las cuatro escuelas unitarias se reparten ahora entre doce maestros.
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La población escolar aumenta, siendo preciso habilitar rincones, cerrar las hermosas terrazas que daban al patio del colegio y los extremos de los pasillos para poder acoger a tan crecido número de alumnos.
Ya en los setena se decía:
Veinte somos en el grupo
que dirige Don Fidel
a ver si los voy nombrando
y sale la cuenta bien:
Mario, Urbano, Ignacio, Pedro
Segundo, Jesús y Luis.
Paulita, Pili , Esmeralda,
Y ya van diez hasta aquí.
María Luisa, Inés y Nati
Ana y María José
Emilia, también Paquita
e Isidora Bernabé.
Para completar los veinte
como ya se deja ver,
Falta el que escribe estos versos
y el Director, D. Fidel.
Así se sigue unos pocos años, hasta que de nuevo es preciso aumentar el número de puestos escolares para lo cual se instalan al lado del colegio media docena de aulas prefabricadas que acogen a más de cuatrocientos alumnos. El número de maestros asciende a cuarenta. Se precisaba otro colegio. En la parte más alta del barrio, en el curso 1983-84, el nuevo colegio "El Eresma" da cabida a la mitad del total de alumnos y maestros del Colegio Nacional "Calvo Sotelo".
Con esto las aulas prefabricadas dejan de cumplir la misión para las que en su día se instalaron. Algunas fueron trasladadas a otros lugares y las que quedan están dedicadas a muy distintos fines.
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Y esta barriada que comienza, por los cincuenta, con los dos pequeños grupos de esas casas es hoy el mayor de todos los barrios de Segovia, albergando una población no inferior a la quinta parte de la de toda la ciudad.
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